Recorro los pasillos y llego a la puerta de la sala de donde provenían los ruidos y voces
y abro la puerta decidida y cuando paso y observo a que tipo de personas allí se encontraban
me puse roja como un tomate.
-h-hola... etto.. jeje -nerviosa-
me doy cuenta de que un antiguo amigo que reconocí alto, pálido, pelo largo y morado casi azul; se encontraba sentado en el sillón y como aquel era mi mejor amigo no dude ni un segundo en
ir hacia el. Me senté en su regazo lo abracé y le planté un beso en su mejilla.
-Damen! cómo estas? te han tratado bien? te e extrañado muchísimo -cuando escuche mi voz así de enérgica al hablarle me sorprendí pero seguí sonriente-.
-ey, ey, ey! tranquila as estado muy débil no te alteres tanto... -intentando tranquilizarme- yo e estado bien -sonríe y me devuelve el beso en la mejilla pero con mi inquietud casi me planta el beso en los labios-
-me alegro mucho, pero.. no me acuerdo de haber estado débil por que me encuentro perfectamente -sonrío sonrojada-.
Sentada en su regazo me doy cuenta de que de la cocina proviene un aroma delicioso a caramelo.
Respiré profundamente para llenar mis pulmones de ese delicioso olor, me pongo en pie y camino hacia la cocina y justo en la puerta Aro me retiene y me lleva a la sala de nuevo con los chicos.
-¿Qué pasa? ¿Por qué no puedo entrar? -inquieta, preguntando como una niña pequeña-.
-Corazón no pasa nada tranquila, solo es una sorpresa que te estamos organizando... -colocando una mano en mi cabeza de manera paternal y en tono dulce y tranquilizador- espero que te guste,
pero para entretenerte ve a la biblioteca o a la sala de instrumentos y compón alguna cancion. -sonrie-.