Estuve
durmiendo toda la noche sin
problemas, cuando desperté
estaba
bastante mejorada, pero Aro me
obligó a seguir en la cama. Estaba
leyendo
cuando Cinna entró por la puerta
dándose
una sorpresa al verme ya despierta, él con sus ojos perfilados en
dorado aguzó la mirada y me observó.
-¿Cómo
que estando tan bien y despierta no bajas al salón?-Preguntó a
sabiendas de que no me gusta pasar mucho tiempo en
la misma habitación.
-¡¡Puff!!
si fuera por mi estaría en la cocina haciendo una tarta, pero Aro
no
me deja, me tiene aquí encerrada.-Dije desesperada con un intento de
que Cinna lo convenciera para dejarme salir.
Con
una sonrisa de oreja a oreja y con la esperanza en la mirada, le dije
adiós haciendo señas con la mano.
De
abajo provenían voces de adolescentes casi hombres ya que algunas
voces eran muy graves para ser la voz de un adolescente. Agucé el
oído al máximo intentando entender lo que decían; una voz dijo que
si deberían subir a verme, otra que yo estaría aún demasiado
cansada y otra que le preguntaran a Aro, pero lo que me sorprendió
más fue que una voz acusaba
a
otra de que debería decir su opinión
y
el acusado llamado Damen no decía nada o yo no lo escuché.
Estaba
cansada de escuchar siempre lo mismo, así que me puse a leer
y
cuando me di cuenta Dorea, que es como una madre para mi, apareció
en la puerta con una bandeja de comida.
No
tenía ganas de comer ni de leer ni de nada así que le pedí que
trajera una valeriana para dormir y que se retirase,
además
dejándole el encargo de que no quería que entrase nadie.
-Señorita,¿le
ocurre algo?¿Se siente mal?- Con voz preocupada.
-Valeria
por favor, no me pasa nada tan solo es que estoy cansada. Necesito
dormir
y no estoy en condiciones ni de humor tampoco para aguantar a nadie,
así
que baja y di que bajen el tono de voz
si
no quieren quedarse sin cabeza,
por
favor, Dorea.- Endulzando la voz
al
decir su nombre.
-Vale,
seño... Valeria- Parando en medio de la palabra, ya que con la
mirada se dio cuenta de lo que le dije antes.- Hasta
mañana
y que descanses bien cielo.
Cuando
tomé la infusión caí rendida dejándome llevar por las mareas del
sueño.