Acababa de salir con vida por suerte o no de las garras del pueblo más temido de todos. Debido a las guerras que estaban afrontando, me descuidaron y pude huir; por supuesto, no sin ayuda.
Y quizás alguien se pregunte, ¿para qué me querrían a mi esos brutos?
Pues ya os lo digo, diversión. Es por ello y no por otro motivo, por lo que los llamo brutos. La diversión para ellos consistía en 30 personas desde los 12 a los 40 años, en un extenso terreno bajo condiciones extremas y abandonado a tu suerte. Si eras listo o tenías alguna cualidad que a la que se le pudiera sacar partido, tus esperanzas de vida estaban mucho mas aseguradas. No era, obviamente, lo único que contaba, el sobrevivir a condiciones de tal envergadura. Tal cual andabas podías encontrarte a un bebé indefenso al que tenías que cuidar como encontrarte un hipogrifo de tres cabezas, además no estabas tu solo frente a eso, tenías que recordad EN TODO MOMENTO de que habían 29 más además de ti y que en cualquier momento podían sentenciar tu muerte por un solo melocotón o por una pequeña charca de agua potable.
Tras esta descripción, yo que estaba entre esa tanda de personas, intenté sobrevivir y logré encontrarme con un hombre de unos 40 o treinta y muchos que tan demacrado como estaba prefirió ayudarme a salir. Debido a varios acontecimientos que desconozco o no quiero recordar logré salir de aquel infierno antes de desplomarme de bruces hacia el suelo entre lo que parecían gritos de hombres a mi alrededor.
Y quizás alguien se pregunte, ¿para qué me querrían a mi esos brutos?
Pues ya os lo digo, diversión. Es por ello y no por otro motivo, por lo que los llamo brutos. La diversión para ellos consistía en 30 personas desde los 12 a los 40 años, en un extenso terreno bajo condiciones extremas y abandonado a tu suerte. Si eras listo o tenías alguna cualidad que a la que se le pudiera sacar partido, tus esperanzas de vida estaban mucho mas aseguradas. No era, obviamente, lo único que contaba, el sobrevivir a condiciones de tal envergadura. Tal cual andabas podías encontrarte a un bebé indefenso al que tenías que cuidar como encontrarte un hipogrifo de tres cabezas, además no estabas tu solo frente a eso, tenías que recordad EN TODO MOMENTO de que habían 29 más además de ti y que en cualquier momento podían sentenciar tu muerte por un solo melocotón o por una pequeña charca de agua potable.
Tras esta descripción, yo que estaba entre esa tanda de personas, intenté sobrevivir y logré encontrarme con un hombre de unos 40 o treinta y muchos que tan demacrado como estaba prefirió ayudarme a salir. Debido a varios acontecimientos que desconozco o no quiero recordar logré salir de aquel infierno antes de desplomarme de bruces hacia el suelo entre lo que parecían gritos de hombres a mi alrededor.
Meee gustaa XoCo!! Hahaha la seguiré leyendo cuando subaas maas. ~
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