miércoles, 15 de octubre de 2014

Buenos días por la mañana Capítulo 18

Después de que Dorea y Meiko me ayudasen a desvestirme y se marchasen, me metí en la cama y me dormí en un santiamén en un sueño profundo lleno de imágenes movidas.
En uno de ellos me miraba en el espejo de cuerpo entero, un espejo antiguo pero raro, ya que no reflejaba lo que debería. Me hallaba en una habitación con el suelo de madera  las paredes revestidas de madera oscura por la antigüedad, tenia un vestido de dormir blanco asta los pies; al centrar mi visión en el reflejo del espejo, aprecié la imagen de una chica de tez tan blanca como la cal, el pelo negro como boca del lobo, ojos negros, una sonrisa que parecía ocultar dolor, su piel llena de heridas y su vestido negro roto y deshilachado con hojas y pequeñas ramas como las que te encuentras en el bosque. Cuando acerqué mi mano al espejo, maravillada por la belleza pero a la vez con instinto de protección hacia la chica que veía en el espejo, el cristal de este actuó como el agua ante mi tacto y la imagen desapareció, y algo del espejo me tragó y aparecí en el bosque, oscuro y denso, pero se escuchaba además del silencio, que alguien, una chica, pedía ayuda. 
-Ayuda por favor! Mimi!! Ayúdame! Date prisa!- la voz me resultó familiar y una punzada de dolor me atravesó cuando la escuchaba, intenté correr hacia alguna dirección que me parecía ninguna en concreto y todas en general- No! No te acerques! Te dañarán! No! Para! -la chica ahora me gritaba con preocupación pero ahora era  yo la que pedía ayuda y no podia parar de correr- Espérame! No me dejes sola! Espérame!
Ahora me encontraba en un prado abierto rodeado a lo lejos por montañas con la cresta cubierta de nieve y en sus faldas árboles altos y de tronco grueso la vestían. Yo corría, no se si de miedo, de alegría, no se por qué pero yo corría sin parar.
Ya no escuchaba a la chica.
Me desperté despacio por la luz radiante de los rayos del Sol al entrar por las ventanas, me levanté de la cama despacio y me desperecé, me puse unos leggins  y una camiseta ancha y vieja con unas converse. Me lavé la cara con agua fría y mirándome al espejo hice caras raras, me reí de mi misma pero de pronto en invadió una sensación de déjà vú, sentí un escalofrío junto a ese sopor de que parecía que esto lo hice antes... Era extraño pero me lavé la cara de nuevo, me peiné y bajé al comedor. 
Allí estaban todos o eso creí Aro, Cinna, Makoto, Masato, Mikaze, Syo, Rido... Ahora me dí cuenta de que faltaba Damen y esto me entristeció levemente.

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